Con los pies por delante
Mohamed El Mrabat no pudo tropezar dos veces con la misma piedra. Su patera chocó con una roca del litoral de Tenerife y murió ahogado junto a otros nueve emigrantes que desembarcaron pensando que estaban en la playa. Pero no. Les quedaban apenas diez metros para llegar a la arena y los dos metros de agua bajo sus pies fueron mortales. Bachir tuvo que enterrar a su hijo en la localidad de Buizakarn porque no tenía medios para llevarlo a su pueblo, Sboya, a más de dos horas de camino. Ningún otro familiar pudo despedirlo.
Foto: Luis de Vega
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